Mi Autobiografía

Mi nombre es Dana Itzel Gutiérrez Ricárdez, tengo 20 años y vivo en Montemorelos, Nuevo León, México. Nací en el Hospital La Carlota el 30 de agosto del 2002. Vivo con mis padres, Daniel Gutiérrez y Nancy Ricárdez, además de mi hermana menor, Dania Gutiérrez. Crecí siendo muy cercana a mi familia, tanto la inmediata como la extensa, especialmente mi familia paterna. 

Mis cuatro abuelos, que gracias a Dios siguen conmigo, son adventistas, por lo que mis padres nacieron en un hogar adventista, al igual que yo. Así que desde pequeña tuve una educación adventista, comenzando por mi casa.

Inicié mi vida escolar a los 5 años de edad, en el preescolar del Instituto Soledad Acevedo de los Reyes. Estudié segundo y tercer año de preescolar, con las maestras Adlay y Carlota respectivamente. Después continué la primaria con 7 años de edad, con la maestra Ana Silvia. Después de graduarme de primaria, comencé la etapa de la educación secundaria, ahí mismo en el I.S.A.R. 

Estudié el bachillerato en la Preparatoria Profr. Ignacio Carrillo Franco de la Universidad de Montemorelos, donde pude participar de muchas actividades tanto académicas como recreativas y encontré amistades que estoy segura durarán para toda la vida. 

Después de graduarme tuve la oportunidad de estar alrededor de 8 meses en Estados Unidos. Como nací aquí, nunca tuve la experiencia de ser nueva en una escuela, o de ser interna; por eso, esta fue una experiencia muy interesante. 

Como ya había mencionado antes, crecí con una relación estrecha con mi familia, por lo que los primeros dos meses de estar allá pasé un rato con algunas complicaciones. 

Gracias a Dios encontré gente que se encargó de hacer mi tiempo allá muy placentero. Encontré amigos y maestros a los que les tomé mucho cariño. Pero lo más importante fue que pude conocer a Dios un poco más. 

Fue gracias a la pandemia que tuve que regresar de emergencia, y no pude graduarme allá. Tuve que concluir el año en línea, y me mandaron el certificado por paquetería.

Desde pequeña supe que de grande quería ser ingeniera. Siempre tuve el ejemplo de mi papá y de mis tíos, así que siempre soñé ser como ellos. En la preparatoria fue que decidí la carrera específica que quería estudiar. Por lo que actualmente estoy en mi tercer año de Ingeniería en Gestión de las Tecnologías de la Información.

Siempre he tenido la convicción de que Dios tiene un plan para mí, por lo que confío plenamente en su voluntad en mi vida. Espero terminar mi carrera exitosamente para poder hacer mi parte en mi plan de vida.

Mi cosmovisión

Para mí el mundo es un lugar donde se tiene que trabajar por lo que se quiere conseguir, pero se tiene que hacer honestamente. En estos días, hacer las cosas a conveniencia de uno mismo, sin importar el bienestar de los demás, es algo común y tristemente alabado.

Pero Dios nos enseñó que estamos aquí para servir. Así que si queremos conseguir algo debemos hacerlo todo para la gloria de Dios. Esa es la única manera de prosperar.

 Desde chiquita, me inculcaron estos valores en mi casa. Gracias a Dios, siempre lo he tenido todo, y no he pasado por experiencias trágicas. Pero teniendo este privilegio, he aprendido a valorar muchas cosas. La experiencia que tuve hace algunos años me ayudó a ver lo importante que era mi familia para mí, y entendí que no debo dar por sentado las cosas que tengo. 

Mi mamá siempre fue una persona muy servicial. De esas personas capaces de quitarse el abrigo para dárselo a alguien que lo necesite más que ella. Entonces, teniendo ese ejemplo claro en mi casa, siempre he tenido presente que parte de nuestra tarea en este mundo es servir a nuestro prójimo, siguiendo el ejemplo que Jesús nos dejó.

Nací en un hogar adventista, así que creo en el sacrificio que Jesús hizo por mí y en su segunda venida. A pesar de no estar completamente segura de todo lo que Dios espera de mí, creo que parte de su propósito en mí es llevar este mensaje a todo el que pueda.

Mi meta final, como la de todo adventista, es llegar al cielo. Pero mientras tanto quiero ser una ingeniera que haga algo (aunque sea pequeño) por la humanidad.

Quiero dejar huella en los corazones de las personas, y llevar a Dios a tantas como pueda. Quiero poner mi granito de arena en este mundo y servir a todo el que pueda con lo que hago.